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El sufijo -esco, que es una variante de -isco, forma adjetivos llanos derivados de substantivos que denotan pertenencia o relación, pero a menudo con cierta idea de burla o menosprecio (muchas de las palabras dadas a continuación ya son arcaísmos):

arabesco, barbaresco, caballeresco, carnavalesco, frailesco
labradoresco, ladronesco, marinesco, novelesco, oficinesco
plateresco, pintoresco, romancesco, rufianesco, sayalesco
soldadesco, talonesco, villanesco

Estos ejemplos se derivan de árabe, bárbaro, caballero, carnaval, fraile, labrador, ladrón, marino, novela, oficina, platero, pintor, romance, rufián, sayal, soldado, talón y villano.

Si el primitivo acaba en el grupo ía, este se pierde ante la vocal del sufijo: turquesco, de Turquía.

Se junta también a nombres propios y entonces equivale al sufijo -ano: asi dantesco, de Dante; quijotesco, de Quijote. Rara vez se une a adjetivos, como en hechiceresco, fulleresco y pedantesco, de hechicero, fullero y pedante, aunque en este caso pueden considerarse dichos adjetivos en su acepción substantiva.

Tudesco viene del alemán teutsch.

Algunos se han usado substantivados en la terminación femenina y tienen significación colectiva: como ladronesca, rufianesca, soldadesca. Ventresca viene del catalán.

Los substantivos son raros: gregüesco, quizá del cimbrio grwegys, y parentesco, de pariente.