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El sufijo -oso, -osa, que da voces llanas, procede del latino -oso {nom. osus, acusat. osum), como se ve en criminoso, giboso, glorioso, ingenioso, etc., de criminosum, gibbosum, gloriosum, ingeniosum, etc.

Sirve para formar adjetivos derivados de substantivos, y también de otros adjetivos y de verbos.

Los derivados de substantivos denotan, en general, que el nombre con quien conciertan posee en abundancia la cosa expresada por el substantivo primitivo. Así:

aceitoso ~ que tiene mucho aceite
airoso ~ tiempo o sitio en que hace mucho aire

Y del mismo modo alimentoso, cantoso, garboso, pajoso, repeloso, noticioso, sudoroso y tembloroso, de alimento, canto, garbo, paja, repelo, noticia, sudor y temblor.

Algunos tienen significación activa, como:

afrentoso ~ que causa afrenta

Y así, lamentoso, de lamento, y litigioso, del lat. litigiosus.

También los hay que denotan pertenencia, como praderoso, de pradera, u origen o semejanza, como ladrilloso, de ladrillo.

Los substantivos en ad pierden esta terminación ante el sufijo:

amistoso, de amistad
dificultoso, de dificultad
facultoso, de facultad
ant. humildoso, de humildad
vanidoso, de vanidad
veleidoso, de veleidad

No obstante, de bondad decimos bondadoso.

Sin duda que la tendencia a evitar nombres de muchas sílabas debe ser causa de este fenómeno, que ya ocurría en latín, que formó calamitosus del tema calamitat.

Son casos especiales: medroso, de miedo, con r, por influencia de temeroso; sabroso, síncopa de saboroso, lat. saporosus; temeroso y valeroso, de temor y valor, con e por o, quizá por disimilación, o por influencia de temer y valer; piadoso, del lat. pietosus; sonoroso = sonoro, y estruendoroso, de estruendo, por analogía con rumoroso, de rumor.

Raboso, de rabo, ha dado origen a los substantivos raposo y raposa.

Tenemos formas dobles, como nervioso y nervoso, derivada la primera de nervio, y la segunda, del lat. nervosus.

Los derivados de adjetivos aumentan en general la significación del primitivo; como amargoso, gravoso, rancioso, verdoso y voluntarioso, de amargo, grave, rancio, verde y voluntario. Perdidoso, del participio pasivo perdido.

Los verbales tienen significación activa, como guardoso, resbaloso, sudoso, tembloso y tropezoso, de guardar, resbalar, sudar, temblar y tropezar.

Tartajoso, de tartajear, con pérdida de la e del radical.

Este sufijo se combina con ajo, en espumajoso, pegajoso y quemajoso, de espuna, pegarse y quemar; con ico, en quejicoso, de quejarse; y reforzado con el interfijo eg lo tenemos en pedregoso y terregoso, que derivan, no inmediatamente de piedra y tierra, sino de un adjetivo del lat. vulgar en icus, que vemos en tosegoso, del lat. tussicus. Asimismo aguanoso, del lat. aquanosus, y no de agua.

A semejanza de acuoso, estuoso y virtuoso, que proceden de los latinos aquosus, aestuosus y virtuosus, tenemos adjetivos en -uoso, al lado de la forma ordinaria en oso, lo que ya ocurría en latín, que tiene fastosus y fastuosus, de donde nuestros fastoso y fastuoso. Las formas castellanas en oso son vulgares; las en uoso, eruditas y derivadas de substantivos de la cuarta declinación; así, flatoso, puntoso, respetoso y untoso, de flato, punto, respeto y unto; mientras flatuoso, puntuoso, respetuoso y untuoso, de flatus, punctus, respectus y unctus. Asimismo, conceptuoso, de conceptus, concepto, y espirituoso, de spiritus; pero también se dice espiritoso.

Ostentoso, de ostentar, y no ostentuoso como podríamos decir por el latin ostentuosus.

Referencias[editar]

  • J. Alemany Bolufer, Tratado de la formación de palabras en la lengua castellana, Madrid, Victoriano Suárez, 1920