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El apellido es el nombre de familia con que se distinguen las personas.

1 Plural[editar]

Pueden formar plural opcionalmente, si morfológicamente es posible. Así, puede ser los García y los Garcías. Se tiende al singular cuando se refiere a la familia y al plural de modo genérico:

La casa de los Romero [~ de la familia Romero]
Había muchos Romeros en la lista de aceptados [~ personas con el apellido Romero]

Si el contexto no da la significación plural, entonces la NGLE (sec. 3.6g) establece que el apellido ha de tener la marca de plural forzosamente, si es posible (no lo es, por ejemplo, en los apellidos acabados en -z). Da el ejemplo:

¿O acaso si no existieran esos consumidores habría Ochoas, Escobares y Rodríguez?

2 Mayúsculas[editar]

Se escriben con mayúscula inicial, salvo las partículas, que van normalmente en minúscula si se antepone el nombre de pila (Vincent van Gogh) y en mayúscula en caso contrario. Se sigue la misma pauta en los usos metonímicos, como en la obra de un artista, y cuando se alude a sus características:

Una obra escrita por Luis de la Morena – Una obra escrita por De la Morena
Una obra escrita por Luis de León – Una obra escrita por De León
Me gusta la pintura de Van Gogh — Me gusta la pintura de Vincent van Gogh
Me compré un Van Gogh [~ un cuadro de Van Gogh]
Aquellos poetas fueron los Góngoras de su momento.

En inglés son frecuentes los apellidos con partículas extranjeras, y en esa lengua ya han dejado de funcionar como tales. A menudo se consideran parte del apellido propiamente dicho (por lo que pasan a ser apellidos compuestos) y se escriben con mayúscula:

Robert De Niro
John Dos Passos

Sí se escriben con mayúscula los artículos que van sin preposición:

Antonio La Merced
Jean-Marie Le Pen

Los sustantivos y adjetivos derivados se escriben en minúscula (y en redonda, aunque sean de nombre extranjero):

el epicureísmo, el darwinismo, el marxismo, los marxistas
la hamiltoniana, el fermión
saussuriano, hermítico, grouchesco, cervantino, shakespeariano

3 Tipos[editar]

Los apellidos se dividen en tres clases: patronímicos, calificativos o personales, y solariegos. Los apellidos más abundantes en castellano son los patronímicos y los solariegos.

3.1 Patronímicos[editar]

Patronímicos son los que indican la filiación del sujeto, es decir, los derivados del nombre de los padres, que pasaban como herencia a los hijos, tomando las terminaciones vascas az, ez, iz, oz (‘hijo de’).

Álvarez, de Álvaro
Benítez, de Benito
Bermúdez, de Bermudo
Bernáldez, de Bernardo
Domínguez, de Domingo
Díaz, Díez y Diéguez, de Diego
Enríquez, de Enrique
Estébanez, de Esteban
Flórez o Frolaz, de Fruela
Fortúñez, de Fortún
Galíndez, de Galindo
Garcíaz, de García
Gutiérrez, de Gutier o Gutierre
Ibáñez, de Juan
Íñiguez, de Íñigo
Jiménez, de Jimeno
Laínez, de Laín
López, de Lope
Martínez, de Martín
Meléndez, Menéndez y Méndez, de Mendo
Muñiz y Muñoz, de Munio
Núñez, de Nuño
Osórez, de Osorio
Fernández, Hernández, Ferrández y Herranz, de Fernando o Hernando
Pérez, de Pedro
Ruiz y Rodríguez, de Rodrigo
Sanz, Saiz, Sánchez y Sanchiz, de Sancho
Suárez y Juárez, de Suero
Velázquez, Blásquez y Vázquez, de Velasco o Blasco
Vélez, de Vela

La terminación -is es el equivalente valenciano: Ferrandis, Llopis, Gomis, Hernandis. Son formas llanas, por lo que lo propio, al menos históricamente, es Sanchis y no Sanchís.

3.2 Personales[editar]

Personales o calificativos son los que proceden de un accidente, condición, oficio, cargo o cualidad.

Moreno, Blanco, Rubio, Prieto, Delgado, Conde, Herrero
Carpintero, Sastre, Gallardo, Amador, Bueno, Valiente, Caro
Quijada, Pastor, Piernas, Duque, Vaquero, Zapata, Calderón
Sarmiento, Bocanegra, Hurtado, Cordero, Navarro, Sevillano
Correa, Franco, Carretero, Labrador, Cantero, Escribano
Mercader, Alcaide, Fraile, Infante, Caballero, Baños, Bello
Calvo, Paredes, Redondo, Revuelta, Rincón, Salas, Tejada
Sobrino, Espejo, Escalera, Rosado, Fuertes, Cortés, Saliva
Cabeza, Nieto, Paniagua, Bravo, Recio, etc.

3.3 Solariegos[editar]

Solariegos son los nombres de lugares de donde procede el linaje.

de Toledo, del Valle, de la Cueva, de la Encina, del Río
del Monte, de la Sierra, del Castillo, del Prado, del Pino
de Córdoba, de Granada, del Toro, de los Ríos, del Campo
de las Viñas, de Guevara, de la Guardia, de León, de la Vega
de Olivares, de Mendoza, de Borbón, de Austria, del Pinar
del Castañar, del Puente, de la Loma, del Pozo, de Balmaseda
de Oviedo, de Oñate, del Molino, de Haro, etc.

4 de[editar]

Tradicionalmente se han seguido las reglas orientativas dadas a continuación para la inclusión o exclusión de la preposicón de, sobre lo que había cierta libertad, pues esta partícula no forma estrictamente parte del apellido (como tampoco, a menudo, la conjunción y entre los dos apellidos).

En la actualidad la dada para los solariegos solo se sigue cuando está asentada en la familia, pues lo normal hoy es que la preposición se incluya o no en función de si aparece en el nombre tal como aparece en el registro civil.

Además, cuando se da el apellido sin el nombre, lo más habitual es prescindir de la preposición (aunque en ocasiones, en función sobre todo de las preferencias de quien lleva el nombre, se mantiene):

Falla (Manuel de Falla)
Cervantes (Miguel de Cervantes)
Torquemada (Tomás de Torquemada)
Godoy (Manuel de Godoy)
Narváez (Luis de Narváez)
Goya (Francisco de Goya)
Zurbarán (Francisco de Zurbarán)
Unamuno (Miguel de Unamuno)
  • Los apellidos personales o calificativos no deben llevar antepuesta la preposición de; así, no es de Blanco, de Delgado, de Pastor, de Rubio, sino Blanco, Delgado, Pastor, Rubio.
  • Los apellidos patronímicos llevan implícita la partícula de en su terminación (az, ez, iz, oz). Así: Ordóñez, Ibáñez, Fernández, Pérez; pero cuando estos apellidos se adoptan sin la desinencia, deben llevar de antepuesta: de Ordoño, de Juan, de Fernando, de Pedro.
  • Los apellidos solariegos, esto es, los que se derivan del solar (casa, comarca o linaje) del que los lleva, deberían ir gramaticalmente precedidos de la preposición de: no Isidoro Sevilla, Juan Austria, Pedro Valle, sino Isidoro de Sevilla, Juan de Austria, Pedro del Valle.

5 Alfabetización[editar]

5.1 Español[editar]

En la alfabetización de los nombres en español se suelen seguir las siguientes reglas:[1]

  • Si el apellido va precedido de preposición, con o sin artículo, se pospone al nombre (y el artículo, si lo tiene). Es decir, se posponen de, de la, del, de las, de los:
Campoamor, Ramón de
Colina, Antonio de la
Falla, Manuel de
Ors, Eugenio d'
Quevedo, Francisco de
  • Si hay artículo sin preposición, se antepone. Es decir, se anteponen el, los, la, las:
La Rosa, Gerardo
Las Planas, Manuel Antonio

Hay algunas excepciones, como Bartolomé de Las Casas, que normalmente ha sido Las Casas, Bartolomé de, aunque actualmente se suele seguir la pauta general.

  • Si no hay apellido, lo que ocurre a menudo en nombres anteriores al Renacimiento, se dejan los elementos en el orden en que aparecen, comenzando con el nombre. Esta regla se aplica a los nombres en general, no solo españoles:
Teresa de Jesús
Tomás de Aquino
Aristarco de Samos
Leonardo da Vinci
Juan Manuel

5.2 Otras lenguas[editar]

Las reglas básicas son las siguientes:

  • Se posponen al nombre:
    • von en alemán
    • z en checo
    • van y otras partículas salvo ver en neerlandés
    • af en danés, sueco y noruego
    • de en francés
  • Se anteponen al apellido:
    • am y otras contracciones en alemán
    • ver en neerlandés
    • l’, la, le, du en francés
    • de, la, dos, le y cualquier otra partícula en inglés

6 Hispanización de apellidos extranjeros[editar]

Según la OLE (p. 635):

La hispanización o adaptación a la ortografía española de nombres extranjeros [de persona] ha quedado restringida en la actualidad a las transcripciones de aquellos antropónimos que preceden de lenguas que se escriben en alfabeto no latino [...], así como a los casos en que un nombre de una lengua se incorpora a nuestro repertorio onomástico y comienza a imponerse a hisponahablantes nativos.

Sin embargo, antaño se adaptaban o traducían con cierta frecuencia.

7 Notas y referencias[editar]

  1. José Martínez de Sousa, Manual de estilo de la lengua española, 2.ª ed., Trea, 2001, «español», ISBN 84-9704-022-8

Este artículo fue seleccionado como destacado el 14 de marzo de 2022.