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La inversión es una construcción en la que dos elementos de la oración cambian su orden regular, es decir, invierten su orden.

En español el orden de los elementos de la oración es relativamente libre, por lo que el concepto de inversión no tiene actualmente tanto peso como lo tenía en las gramáticas tradicionales, que se basaban en la premisa de que hay un orden natural (sujeto + verbo + complementos) aplicable de modo general y que cualquier otra estructura constituye un hipérbaton.

Los elementos que ocupan una posición que no es la que, en principio, corresponde se llaman más precisamente dislocados y están conectados con los tópicos.

1 Motivo[editar]

En español, los cambios de orden obedecen a razones esencialmente pragmáticas (es decir, la intención del hablante y el contexto comunicativo), más que gramaticales (como sí ocurre, por ejemplo, en las lenguas germánicas); de modo que se sigue el patrón información conocida + información nueva.

Por ejemplo, si estamos ubicando en el tiempo teorías científicas y pensamos en algo como «¿qué se publicó en 1905?», una respuesta sería «En 1905 se publicó la teoría de la relatividad». Si en cambio estamos hablado de esta teoría y la pregunta es «¿cuándo se publicó?», una respuesta sería «La teoría de la relatividad se publicó en 1905».

Así, la inversión puede ser el orden natural y no el anómalo en una determinada situación, dependiendo de diversos factores. Por ejemplo, en Se pintan retratos a domicilio, el orden considerado «regular» de sujeto + verbo resultaría, de hecho, anómalo (Retratos se pintan).

2 Tipos[editar]

El tipo más frecuente de inversión es la anteposición de los complementos al sujeto:

Cuando el tren llegue a la estación, disminuirá su velocidad

Aquí el complemento de tiempo se antepone al verbo.

Una inversión no es un inciso, pues este último tiene carácter accesorio y puede suprimirse por lo general. Es inversión, y no inciso:

Si no pagas tú, tendré que pagar yo

La supresión de «Si no pagas tú» le da la vuelta al sentido.

3 Puntuación[editar]

Las inversiones suelen marcarse con una coma (llamada en ocasiones coma hiperbática, al entender que hay un hipérbaton, pero no es una denominación registrada en la OLE), aunque si son breves o si establecen un marco espacial o temporal de la acción denotada por el verbo no suelen llevarla. Por tanto, la aplicación de esta norma tiene a menudo un carácter subjetivo, sin que en muchos casos se pueda decir de modo categórico si la lleva o no la lleva:

Hoy en mi casa no habrá nadie.
Si no lo veo no lo creo.
En el desierto del Gobi hace mucho calor.
Si el Gobierno no toma medidas pronto, la situación puede ser irreversible.
Cuando estamos en nuestra casa, solemos sentarnos a leer en la terraza.
Aunque vayas a la otra punta del mundo, te seguiré sintiendo cerca.

En el siguiente ejemplo, la coma resulta fundamental para evitar ambigüedades:

Cuando sale, el niño se alegra
[alguien sale y el niño se alegra]


Cuando sale el niño, se alegra
[el niño sale y alguien se alegra]

Es irrelevante si al elemento invertido le sigue un verbo, un pronombre, el sujeto u otro elemento de la oración, o el tipo de oración (pasiva, activa...).

No llevan coma giros como el siguiente, con verbos de afección:

A su padre le gustan mucho las flores

Van también sin coma como norma general:

Han llegado nuevos productos a la tienda [sujeto entre verbo y complemento]
El libro no lo publican hasta el mes que viene [CD antepuesto con pronombre pleonástico]