Se llama errata al error involuntario al escribir. Una de las funciones de los correctores es revisar los textos en busca de erratas, aunque es frecuente que siempre se acabe escapando alguna. Las erratas no son errores que indiquen de por sí ignorancia, sino que por el contrario son muy habituales, y es raro, por no decir imposible, encontrar un libro que no las tenga.
Algunas de las erratas más frecuentes son:
- La duplicación de palabras, sobre todo preposiciones o artículos: ×el descubrimiento de de América.
- La supresión de palabras, sobre todo si son cortas.
- El baile de letras, como por ejemplo ×cosntruido en lugar de construido.
- La adición o supresión de acentos o diéresis: ×orígen; ×cigueña.
- La pulsación de una tecla equivocada (como alguna de las que están junto a la que se quería pulsar): ×conserbar; ×carretwra.
- La supresión o el añadido de alguna letra: ×generlmente.
Aunque los correctores ortográficos incorporados a muchos procesadores de textos ayudan, hay muchos casos que dependen del contexto y por tanto sigue siendo necesaria la lectura por alguna persona que no sea la que ha escrito el texto (que subconscientemente rellena y corrige mentalmente las erratas sin darse cuenta). Por ejemplo, en ×no le de nada de lo que pidió falta una tilde en de, pero los correctores de los procesadores lo suelen pasar ya que de existe sin tilde.
Un concepto relacionado es el de lapsus: mientras que la errata es un error esencialmente mecánico, el lapsus lo es en el sentido: ×Tenía las manos tan frías como las de una serpiente.