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La oración intransitiva es aquella cuyo verbo carece de complemento directo. Sus elementos esenciales son dos: el sujeto y el predicado verbal; y este puede ser un verbo transitivo usado como intransitivo, un verbo intransitivo, o un verbo de los llamados de estado, como ser, existir, quedar, etc.

La diferencia que podemos señalar entre estas tres clases de intransitivas, es que en las dos primeras el sujeto es agente, y en la tercera no; y entre la primera y segunda, que las primeras admiten el giro pasivo y se convierten en impersonales, y las segundas no.

Son oraciones intransitivas de verbo activo

Juan ama
Juan desea
Así mata la alegría súbita como el dolor grande (Quijote, II, 52).

Las intransitivas de verbos propiamente tales llevan a veces un complemento propio, comprendido en la significación del verbo, sobre todo cuando dicho complemento va acompañado de un adjetivo o de un nombre con preposición, que determine mejor la significación de la oración, y así, decimos:

Pedro vive una vida miserable
Juan murió la muerte de los justos

En estos ejemplos, como se ve, el objeto vida va determinado por el adjetivo miserable, así como muerte lo está por el complemento de los justos. Y así dice Cervantes

Piensa vuestra merced caminar este camino en balde? (Quijote, I, 31)
Vivo vida contenta (Ibid., I, 36).

Y solo en estos casos puede autorizarse esta construcción, pues de otro modo se incurriría en tautología o repetición inútil.

Las intransitivas de verbos de estado se distinguen, como hemos dicho, de las dos clases anteriores en que el sujeto no es agente:

Juan está en casa
Él quedó satisfecho

No admiten la construcción pasiva, pero sí la reflexiva indirecta.

Referencias[editar]

Real Academia Española, Gramática de la lengua castellana, nueva edición, reformada, Madrid, 1917.