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Con verbos transitivos como conocer, dejar, encontrar, hallar, tener, etc., y con reflexivos directos, se construye este participio como complemento predicativo del directo o reflexivo de dichos verbos. Así, al decir

¡Cielos!, a un hombre ayudad,
Que me deja agradecida
(Alarcón, Todo es ventura, I, 4)

el participio agradecida se refiere a me, complemento directo de dejar; así como en

Al duque tengo obligado,
Bien agradecida a Laura,
Merecido un noble premio
Y empeñado en su palabra a Pompeyo
(Moreto, El licenciado Vidriera, I, 1)

los participios obligado, agradecida, merecido y empeñado se refieren a duque, Laura, premio y Pompeyo, complementos directos de tengo; pero en

escribe a tus señores y muéstrales agradecido (Quijote, II, 51)
me vi abandonado de todos

los participios se refieren a los reflexivos te y me.

De lo dicho se deduce la doble significación de algunos participios, o sea de aquellos que dicen los gramáticos que, siendo pasivos por su forma, tienen significación activa, lo cual no es verdad. Lo que sucede es que en estos participios se deben distinguir dos acepciones distintas: una que corresponde a la significación transitiva del verbo, y otra a la reflexiva directa.

Así, cuando decimos

el problema ha sido (o está) resuelto

el participio resuelto corresponde a la significación transitiva de resolver; por ejemplo: yo resolví el problema; pero si decimos:

Juan es resuelto

corresponde el participio a la significación reflexiva de resolverse, o sea Juan se resuelve, o mejor, Juan se resolvió, y por lo mismo que se resolvió, está, queda o es resuelto. Con esta segunda acepción queda el participio convertido en adjetivo.

De este modo se explica la doble significación que, como participios y adjetivos, tienen entre otros:

agradecido callado cansado considerado descreído desesperado
desprendido disimulado encogido entendido esforzado fingido
leído medido mirado moderado precavido resuelto
sabido sacudido sentido

En otros verbos transitivos corresponde la doble significación del participio a la acepción transitiva y a la reflexiva indirecta de ellos. Así, en de los lobos seas comido corresponde el participio al transitivo comer: los lobos te coman; pero en Torcuato está comido corresponde al comer para sí; por ejemplo:

Torcuato se comió media pierna de carnero

y por lo tanto, queda o está comido.

Así se explica la doble significación de almorzado, bebido, comido y cenado, que con la acepción reflexiva sólo se construyen con el verbo estar u otros intransitivos, pero nunca con ser.

El participio pasivo de verbos intransitivos y reflexivos indirectos no tiene más acepción que la refleja. Así, acostumbrado, que tiene costumbre; arrepentido, que se arrepiente; atrevido, que se atreve; comedido, que se comide; osado, que tiene osadía; parecido, que se parece; porfiado, que tiene costumbre de porfiar; preciado, que se precia; presiumido, que presume; recatado, que tiene recato; sentido, que se siente u ofende con facilidad, y valido, que vale o tiene valimiento.

Construido este participio reflexivo con el verbo ser, denota que la cualidad verbal es inherente al sujeto: Juan es callado; con estar y demás verbos designa que la cualidad la posee el substantivo solo en el tiempo a que el verbo se refiere: Juan está callado. Por esta razón, cuando se construyen con el verbo ser deben ser considerados más como adjetivos que como verdaderos participios.

Referencias[editar]

Real Academia Española, Gramática de la lengua castellana, nueva edición, reformada, Madrid, 1917.