Se llama uso figurado (también uso metafórico) en lexicografía al que se hace de las palabras y expresiones sin ser fiel al sentido original, sino por asociación de ideas. En el paso del sentido literal al figurado, por otra parte, se pueden perder elementos característicos del primero, es decir, se toman solo aquellos que presentan una analogía, y puede adquirir otros nuevos.
En principio, cualquier palabra puede tener usos figurados, aunque la terminología técnica es bastante más restrictiva que el léxico general. Los hablantes nativos tienen la capacidad de crear y entender sentidos figurados de modo espontáneo, por lo que los diccionarios monolingües solo suelen dar cabida a los más frecuentes y asentados, sin que ello signifique que sean incorrectos los que no están recogidos. Los diccionarios bilingües (para extranjeros) y los escolares suelen incluir más usos figurados que los generales, dado que están destinados a unos públicos a los que se supone un menor dominio de la lengua.
A menudo, los usos figurados están asociados a determinadas colocaciones, es decir, combinaciones frecuentes de palabras, que permiten reconocer más fácilmente que no es el sentido propio. Así, helado se toma con sentido figurado, no relativo a la temperatura, en el giro un mirada helada, pero conserva su sentido propio en unos pies helados.
Un grupo de nombres que da numerosos usos figurados son las partes de cuerpo:
- cabeza → persona que está al frente de algo
- miembro → persona que pertenece a un grupo
- corazón → ánimo, buenos sentimientos
Con los sentidos podemos encontrar:
- color chillón, voz apagada, melodía dulce
- tonos cálidos, palabras duras