El verbo alegrar tiene dos construcciones:
- Me alegra que hayas venido
- Me alegro de que hayas venido
En el primer caso, el sujeto es «que hayas venido», y en el segundo es un «yo» tácito, según la construcción típica de muchos verbos de afección. El dequeísmo se puede detectar con la sustitución por eso:
- Me alegra eso ~ Eso me alegra [a mí]
- Me alegro de eso ~ Yo me alegro de eso
La concordancia es:
- Me alegran las buenas noticias
- Me alegro de las buenas noticias
- Me alegra haber ido al campo
- Me alegro de que hayamos ido al campo