El dicho cuando las barbas del vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar ha adoptado diversas formas. El refrán tiene su origen en la costumbre de poner en remojo las barbas para facilitar su afeitado, como también se hace para pelar o desplumar los animales.
Como esta costumbre se ha perdido, se ha acabado cambiando el refrán para que diga arder (tal vez porque es la oposición más evidente a remojar) en lugar de pelar. Finalmente, como las barbas no arden a menudo, se ha intentado encontrarle una nueva lógica reemplazando barba por barda, es decir, ‘seto’.