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1 desagradable, ingrato, fastidioso, asqueroso[editar]

Indican estas palabras la repugnancia que se tiene a ciertas personas o cosas, cuyos diferentes grados y motivos procuraremos manifestar. Podemos considerar al desagrado como género y a las demás palabras como especies, pues a todas comprende.

Desagradar es ‘causar disgusto, displicencia, desvio’, y viene a formar la expresión más leve de la repugnancia.

El desagrado puede ser momentáneo y casi instantáneo, y causarlo, bien así como desvanecerlo, la más ligera causa o motivo; a veces solo el capricho, el mal humor: «Ayer me desagradó F. con sus rarezas; hoy me agrada con sus chanzas festivas»: casi en un mismo instante agrada y desagrada una persona.

Aunque la de ingrato admite varias significaciones en nuestra lengua, siendo la principal de la mala correspondencia a los beneficios que vale tanto como desagradecido; tiene además la que corresponde al objeto de este artículo, esto es, de cosa áspera, desapacible, incómoda a los sentidos, y así decimos vista, olor, sabor ingrato, esto es, incómodo y repugnante.

Ingrato dice más que desagradable, pues es un principio de repugnancia física, fundado no tanto en capricho o rareza, cuanto en verdaderas causas aunque difíciles de averiguar.

Según algunos sinonlmistas, lo asqueroso se refiere más a las cosas materiales que a las ideales, y al contrario fastidioso; pero fastidioso tiene relación con lo necio, pesado e incómodo; y asqueroso con la cosa misma, esto es, con su suciedad, con el asco que causa.

Para ser fastidioso es preciso ser pesado; para ser asqueroso basta con la simple vista, con la impresión momentánea que produce en los sentidos. «Me fastidió su conversación: me causó asco su horrible figura».

2 Referencias[editar]

Calandrelli, M., Diccionario filológico-comparado de la lengua castellana, Buenos Aires, 1880-1916, 12 vol.