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1 orgullo, vanidad, presunción[editar]
El orgullo hace que nos estimemos a nosotros mismos. La vanidad hace que deseemos que los demás nos estimen. La presunción que nos lisonjeemos con un vano poder.
El orgulloso se considera con sus propias ideas satisfecho de sí mismo: es el único que se ocupa de su persona. El vanidoso se considera con las ideas de otro: codicia la estimación, desea ser el pensamiento de todo el mundo. El presuntuoso lleva su esperanza audaz hasta la quimera: lo quisiera ser todo.
El más grande pesar que se puede dar a un orgulloso es decirle abiertamente sus defectos. La mayor mortificación que se puede hacer a un vanidoso es no hacerle caso. Para confundir al presuntuso se le hace ver la imposibilidad de llegar a la ejecución de sus castillos en el aire.
2 Referencias[editar]
Pedro María de Olive, Diccionario de sinónimos de la lengua castellana, París, 1891.