Las palabras inglesas plague y pest se traducen respectivamente casi siempre por peste y plaga, es decir, tienen los significados intercambiados con los de sus respectivas palabras cognadas en español.
Plaga tiene en castellano varias acepciones que interesan aquí. La primaria es la de herida o llaga, palabra esta última con la que comparte su origen en el latín plaga, con el mismo significado. Una segunda acepción es la de calamidad que aflige a un pueblo, como aquellas con las que Yahvé afligió a los egipcios. La tercera es una especificación de la anterior, y se refiere a la proliferación de alguna especie que perjudica a las plantas o los animales de los que depende la existencia humana. Para esta última acepción en inglés se usa la palabra pest, rara vez plague.
La palabra inglesa plague, con la misma etimología que el español plaga, puede expresar en muchos casos las mismas acepciones de calamidad o invasión que en castellano, pero la mayoría de las veces sirve para designar la enfermedad infecciosa que en castellano se llama peste, causada por la bacteria Yersinia pestis, aunque en ocasiones puede usarse para otras enfermedades infecciosas que se multiplican repentinamente en la población. Nunca, en estos casos, debe traducirse por plaga.