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1 querer, codiciar, desear, ansiar, anhelar, suspirar[editar]

La palabra querer viene a ser la más genérica de todas, pues abraza a nuestros deseos, sean más o menos fuertes; así decimos quiero pasearme, quiero tratar con fulano o zutano, como quiero ser rico, quiero un empleo, quiero hacer fortuna.

El deseo es un acto más positivo, más decidido de la voluntad: por poco que se incline ésta al deseo, ya comienza a haber pasión, y según los objetivos con que se acompañen serán mayores o menores, fuertes ó moderados los deseos. Tengo deseo vehemente de tal cosa; en este caso ya es pasión manifiesta.

Cuando el deseo es extremado se convierte en una pasión decidida, en una necesidad imperiosa que llamaremos ansia, pues que el ansia nos hace sufrir angustia interior del ánimo, pena y aflicción, hasta que alcanzamos lo que apetecemos.

Siendo cosa natural que procuremos lograr lo que deseamos, preciso es hacer todos los esfuerzos posibles para ellos, y a estos esfuerzos llamamos anhelo, anhelar, que es trabajar eficaz y tenazmente por satisfacer y calmar nuestras ansias.

Cuando no creemos probable o fácil lograr aquello por lo que anhelamos; al mismo tiempo que crecen nuestros deseos, decae nuestro ánimo y se debilitan nuestras esperanzas, y entonces como desanimados suspiramos por satisfacerlos. De todos estos deseos, el mas culpable es siempre la codicia, que se define apetito desordenado de cosas no necesarias, ilícitas y prohibidas.

2 Véase también[editar]

3 Referencias[editar]

  • Calandrelli, M., Diccionario filológico-comparado de la lengua castellana, Buenos Aires, 1880-1916, 12 vol.