Las formas verbales sepo y sabo son variantes populares, rechazadas normativamente, del presente del verbo saber cuando se refiere al sentido del gusto. La forma adecuada es siempre sé, con independencia del significado (‘tener sabor’ o ‘conocer’):
Yo sé a fresas.
Yo sabo a fresas.
Yo sepo a fresas.
Aunque con este sentido es más frecuente evitar esta forma y emplear el circunloquio tengo sabor a.
Mientras que sabo sería la forma regular (como de deber es debo), sepo puede haberse creado por analogía con el pasado supo o el subjuntivo sepa. El actual sé podría tener su origen en una apócope de esta última forma, aunque los registros históricos en el CORDE son casi nulos (sí tiene algo más de uso sabo, pero bastante antiguos).
El verbo caber tiene una forma análoga a sepo: quepo.