Wikilengua
Ir a la navegaciónIr a la búsquedaHay malos escritores que se lisonjean fácilmente[1] de lograr fama póstuma cuando no han podido merecerla en vida.
- FÁBULA XIX
- Estábase una Cabra muy atenta
- Largo rato escuchando
- De un acorde violín el eco blando.
- Los pies se la bailaban de contenta,
- Y a cierto Jaco, que también suspenso
- Casi olvidaba el pienso,
- Dirigió de esta suerte la palabra:
- "¿No oyes de aquellas cuerdas la armonía?
- Pues sabe que son tripas de una Cabra
- Que fué en un tiempo compañera mía.
- Confío (¡dicha grande!) que algún día
- No menos dulces trinos
- Formarán mis sonoros intestinos."
- Volvióse el buen Rocín y respondióla:
- "A fe que no resuenan esas cuerdas
- Sino porque las hieren con las cerdas
- Que sufrí me arrancasen de la cola.
- Mi dolor me costó, pasé mi susto;
- Pero, al fin, tengo el gusto
- De ver qué lucimiento
- Debe a mi auxilio el músico instrumento.
- Tú, que satisfacción igual esperas,
- ¿Cuándo la gozarás? Después que mueras."
- Así, ni más ni menos, porque en vida
- No ha conseguido ver su obra aplaudida
- Algún mal escritor, al juicio apela
- De la posteridad, y se consuela.
- Tomás de Iriarte (1750-1791)
- EDICIÓN Oxford University Press, 1917
- Plantilla:bibliofuente
notas
- ↑ fácil →
fácilmente,
facilmente
-mente (sufijo)
Del mismo libro (L4):
Plantilla:Textos Fábulas literarias Iriarte (L4)