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La descripción es una representación viva y natural de los objetos para darlos a conocer, poniéndolos, por decirlo así, a la vista. Traza las formas, los colores y la fisonomía con una gran fidelidad, para producir por el estilo la misma ilusión que un artista de talento obtiene por medio de la pintura, esto es, que el lector se imagine ver los objetos que se le describen.

La memoria suministra los materiales de la descripción, es decir, los rasgos que nos han causado mayor impresión y que se han grabado mas en nuestro espíritu: el gusto escoge entre esos rasgos, los dispone y los ordena: la imaginacion los matiza y les da así el agrado y la vida. La descripción no debe ser la enumeración sencilla y seca de los diferentes rasgos de que se compone el objeto descrito. Este procedimiento puramente científico, sirve para dar a conocer una cosa; pero en literatura se exige algo más, se quiere que el escritor pinte y embellezca dando animación y colorido.

La descripción es, pues, una parte del arte de escribir, sometida a condiciones precisas y determinadas. La primera, y la mas rigorosa, es que venga en su lugar, que sea exigida por el asunto, que se encadene con las otras partes del escrito, después de ciertos acontecimientos o de ciertas ideas. No se describe por el placer de describir, sino para instruir hablando a la imaginacion. Ademas de esta regla esencial, dictada por el buen gusto, es necesario que una descripción sea fiel y verdadera sin prolijidad, precisa sin aridez. La difusión es el escollo mas frecuente de la descripción. Un rasgo en los grandes escritores equivale a veces a una descripción.

Uno de los procedimientos mas usados y mas felices, porque alcanza mas directamente al alma, es el empleo de los contrastes. Un pintor hábil no deja jamas de dar realce a los objetos por la oposición de la sombra y de la luz. Un escritor hábil sabe también, por la aproximación de las circunstancias que se oponen unas a otras, producir los mismos efectos.

Para describir un objeto no es necesario enumerar todos sus caracteres, sino elegir los mas sobresalientes o aquellos que son más a propósito para preparar el efecto que se quiere producir. Todo objeto puede ser examinado bajo diferentes puntos de vista, según convenga al escritor o a la obra. Así, por ejemplo, la Tierra, descrita bajo el aspecto de su poder productor, puede serlo tomando en cuenta sus movimientos y revoluciones, esto es, bajo el punto de vista astronómico, y por su constitución física. Antes de escribir, debe meditarse el asunto y elegir qué aspecto del objeto debe ser examinado; esto es, cuál es el que más conviene al asunto de que se trata.

Las descripciones son de tres clases distintas:

  • Las primeras representan un estado de cosas físicas o morales que ha durado corto tiempo, como una erupción volcánica, un temblor de tierra, una peste, una catástrofe política, una matanza, una batalla, un sitio, una solemnidad accidental. Se trata de espectáculos que ordinariamente la naturaleza y la sociedad no han ofrecido más que una sola vez, a lo menos con las mismas circunstancias locales o personales.
  • La segunda comprende las descripciones de ciertos estados físicos permanentes, que han subsistido largos períodos, y que subsisten hasta ahora: como los detalles de geografía, de topografía, de historia natural, una aurora boreal, una tromba marina, etc., y aun lo que concierne a los monumentos.
  • Las descripciones del tercer género son las que representan maneras de ser políticas o sociales, como la vida de los señores feudales, las representaciones dramáticas entre los griegos, etc.

Referencias

Diego Barros Arana, Manual de composición literaria, Santiago [Chile], 1871.