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El diálogo es el reflejo de la conversación entre dos o más personas.

Algunas veces se encuentran en medio de la narración de un hecho, como sucede con frecuencia en la novela. Otras veces forma una composición literaria completa, como ocurre en teatro, en donde el autor no habla en su propio nombre, sino que hace que sus personajes se dejen conocer por sus palabras.

En la reproducción de los diálogos de obras narrativas, se ha seguido tradicionalmente una disposición ortotipográfica específica basada en el uso de rayas. Este artículo describe estas reglas, que se pueden aplicar también, por ejemplo, a las conversaciones por chat o sistemas similares, dado su marcado carácter oral.

Los diálogos deben distinguirse de los pensamientos, que tienen una disposición ortotipográfica distinta (con comillas, en lugar de con rayas). Los pensamientos en voz alta, es decir, cuando no se habla a una persona, se suelen tratar como los otros pensamientos. También las transcripciones de lo que suena en una radio u otro aparato, así como las transmisiones telepáticas en obras de ciencia ficción, se suelen escribir entrecomilladas.

1 Reglas generales

En los diálogos de obras narrativas se entrelazan el discurso del narrador y las intervenciones de las personas que conversan. A veces, puede ser la intervención de una sola persona, que se trata de igual modo que el resto de los diálogos, aunque en textos donde lo dicho por los personajes apenas se menciona (es decir, brevemente y de modo muy ocasional) es frecuente el tratamiento como cita, con comillas. Pueden ser también parte de recuerdos, de citas, etc., que se puntúan de igual modo.

Para puntuar los diálogos, es decir, para estructurarlos, el principal recurso ortográfico es la raya (o guion largo):

—No viene —dijo Juan—. Allá él.

Aquí, «No viene. Allá él» es la intervención del personaje, mientras que «dijo Juan» es un comentario del narrador.

La raya de apertura va seguida de la intervención sin espacio alguno. No es correcto:

Red x.svg — No viene —dijo Juan—. Allá él.

Cada intervención de un personaje comienza un nuevo párrafo. En escritos de lingüística no es raro que se prescinda de esta norma cuando se dan ejemplos con varias intervenciones (breves) de corrido, pero es una disposición que obedece a una necesidad ortotipográfica específica que no es aplicable a las obras narrativas.

1.1 Tipos de comentarios del narrador

Los comentarios del narrador puede ser de tres tipos (que a veces se pueden combinar). La puntuación varía en función del tipo de intervención:

  • un verbo de habla, entendimiento, pensamiento, opinión o similar (o un giro equivalente) que se refiere a lo que antecede:
—No viene —dijo—. Allá él.
—¿Vienes? —me replicó con sorna.
—Idiota —escuchó atónito.
—Porque yo lo digo —se atrevió a contestar.
—No me lo creo —fueron sus palabras.
—Buena idea —sonrió. [~ dijo sonriendo]
pero
—Buena idea. —Sonrió. [Tras decirlo, sonrió; dos acciones distintas]
El verbo podría quedar elidido:
—¿Qué? ¿Fue ayer? —con tono de sorpresa.
Cuando el comentario coincide con el final del párrafo, se omite la raya final:
—No viene —dijo.
—¿Cómo pudiste hacerme eso? —le preguntó amargamente.
  • un verbo de habla, entendimiento, pensamiento, opinión o similar con que se introduce lo que sigue:
—No viene. —Y añadió—: Allá él.
Cuando se comienza con la introducción, se compone en línea aparte:
Y añadió:
—Allá él.
  • una descripción de las acciones de los personajes u otros comentarios del narrador.
—No viene. —Hizo una pausa y puso cara de indiferencia—. Allá él.
Los comentarios de este tipo también suelen ir en línea aparte en lugar de al comienzo o al final de la intervención. Se tratan de igual modo todas las descripciones de este tipo, aunque tengan verbos de comunicación; es decir, la presencia de un verbo de decir no implica necesariamente la minúscula, sino solo si remite a lo anterior. Por ejemplo, va con mayúscula en:
—No viene. —Es algo que dijo como suele hacer cuando está irritado, con parsimonia—. Allá él.
—Seguro que iré con vosotros. —Dijo esto mismo el mes anterior, pero no lo cumplió—. De verdad, iré —insistió.

1.2 Puntuación según la posición

A continuación se dan ejemplos de diferentes casos.

  • Cuando el comentario del narrador se intercala entre dos palabras:
—La verdad —dijo— es que no lo hice.
—La verdad —su rostro reflejaba pesar— es que no lo hice.
  • Cuando coincide con una coma o un punto y coma, y a veces con dos puntos:
—Si he de ser franco —dijo—, no lo hice.
—Si he de ser franco —su rostro reflejaba pesar—, no lo hice.
—Esto es lo que había —aclaró—: arbustos y rastrojos.
  • Cuando coincide con un punto pueden darse varios casos. Por ejemplo:
—No viene —dijo—. Allá él.
—No viene —dijo con pesar, y añadió—: Allá él.
—No viene —dijo con pesar. Luego añadió—: Allá él.
—No viene —dijo. Puso cara de indiferencia—. Allá él.
—No viene. —Hizo una pausa y puso cara de indiferencia—. Allá él.
—No viene. —Hizo una pausa y añadió—: Allá él.
—No viene. —¿Acaso no se lo esperaba?—. Allá él.
—Lucía —la miró fijamente—, debes hacer lo que sea mejor.

1.3 Coma con gerundios y participios

Es frecuente que el verbo de comunicación o equivalente vaya seguido de un gerundio o un participio. Este elemento puede ir precedido de coma si se presenta como información accesoria o por otras razones. Se puede establecer un contraste como:

¡Genial! —le dije entusiasmada [el modo decirlo]
¡Genial! —le dije, entusiasmada [cómo se sentía ella]

2 Casos especiales

2.1 Exclamaciones, interrogaciones, puntos suspensivos

En el siguiente ejemplo, la intercalación del inciso al final de la primera oración hace que el punto no quede implícito en la exclamación, pues ya no coincide con él:

—¡No viene! —dijo—. Allá él.

En cambio, en la siguiente sí sigue coincidiendo con el punto:

—¡No viene! —Hizo una pausa y añadió—: Allá él.

Idéntico criterio se aplica a los puntos suspensivos:

Sí, pero... —no estaba seguro de si continuar— fue realmente María quien lo hizo.
No sé..., bueno... —dijo indeciso—. Mira, sí, me vendrá bien salir.

La intervención del narrador puede ir en una pregunta del personaje:

¿De verdad quieres que esté aquí todo el día —preguntó molesto— por si te dignas en aparecer?

2.2 Intervenciones de varios párrafos

Cada nuevo párrafo de una intervención se marca con comillas de seguir, pero no se cierra, puesto que no se ha abierto.

—Era una noche oscura y tenebrosa.
»Los lobos aullaban, los búhos ululaban.
»Los árboles parecían fantasmas —continuó.
»Pero aun así, para que veas, salí a comprar el pan.
—Tampoco te pido tanto... —repuso Ismael.

De preferirse las comillas inglesas sería ” en lugar de ».

2.3 Diálogos en diálogos

Rara vez se incluye un diálogo en una intervención. Martínez de Sousa en el DTL (en «comillas», p. 46) propone la siguiente disposición:

—El diálogo se desarrolló de esta forma:
 »“—Yo no he sido —gritó Antonio.
 »”—Pero has colaborado —aseguró Rafael”.
»Pero allí no se aclaró nadie.

Obsérvese que el diálogo interior completo está entrecomillado y con comillas de seguir. De esa forma queda claro que el último párrafo es de la intervención principal, no del diálogo interior. Otra opción podría ser tratar el diálogo interior como una cita exenta:

—El diálogo se desarrolló de esta forma:
     —Yo no he sido —gritó Antonio.
     —Pero has colaborado —aseguró Rafael.
»Pero allí no se aclaró nadie.

Cuando simplemente se hace una cita en un diálogo, bastan las comillas:

—Me dijo: «Siéntate». Pero no había ni silla, ni sofá, ni nada.
—¿Y qué hiciste?
—Le pregunté: «¿Pero dónde?»; y la respuesta fue «¡Pues en el suelo!».
—¿Puedes leerme cómo comienza la novela con la que estás ahora?
—«En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme».

Cuando se usan comillas de seguir (»), puede ser mejor marcar las citas con “” en lugar de con «».

Se puede tratar igual que las citas, es decir, exento o con entre comillas, con comillas de seguir al comienzo de cada párrafo (antes de la raya, en su caso).

2.5 Diálogo interrumpido

Es posible interrumpir una intervención con otra, para lo cual se emplean puntos suspensivos:

—Todo lo que estás haciendo es...
—¡Cállate!
—... una miserable forma de...
—¡He dicho que te calles!

El lugar en que se retoma la frase interrumpida, si no se comienza otra, se marca con puntos suspensivos, seguidos de espacio. Si la frase continúa, la primera palabra va en minúscula, pero si tras la interrupción se empieza una nueva oración, va con mayúscula inicial.

2.6 Silencios

El silencio de un personaje se puede representar con puntos suspensivos:

—¿Lo hiciste tú?
—...
—No creas que por callar te vas a librar.

2.7 Intervenciones en otras lenguas

Las intervenciones de personajes que hablan otras lenguas pueden tratarse como extranjerismos, por lo que irían en cursiva, pero no es raro tratarlas igual que las citas, en las que no es necesaria la cursiva:

Se acercó y le preguntó al último de la cola:
Do you know where this bus leads to?
Nowhere —fue la intrigante respuesta.
Se acercó y le preguntó al último de la cola:
—Do you know where this bus leads to?
—Nowhere —fue la intrigante respuesta.

2.8 Intervenciones sin respuesta

No dejan de ser intervenciones habladas y se tratan de igual modo:

Llegaron entonces a una encrucijada. «Con esto no contaba», pensó Alicia.
—¿Qué camino tomamos? —preguntó.
Nadie supo qué contestar.

No obstante, en ocasiones se tratan como los pensamientos, entre comillas:

Llegaron entonces a una encrucijada. «Con esto no contaba», pensó Alicia. «¿Qué camino tomamos?», preguntó. Nadie supo qué contestar.

3 Sistema anglosajón

Este sistema, tomado del inglés, prescinde de las rayas y solo usa comillas:

«La casa está vacía», dijo, «pero algo en ella...»
«Sí, a mí me aterra entrar», repuso Lucía.

Este mismo diálogo según las pautas españolas es:

—La casa está vacía —dijo—, pero algo en ella...
—Sí, a mí me aterra entrar —repuso Lucía.

4 Enlaces y referencias

Este artículo fue seleccionado como destacado el 5 de octubre de 2020.