1 brillantez, resplandor, lustre[editar]
Estas tres palabras en su sentido propio se refieren a los colores, y sirven para indicar los que con mayor o menor fuerza hieren el sentido de la vista.
Úsase de la palabra resplandor cuando se trata de cuerpos u objetos de mayor magnitud, que tienen colores avivados. Dice más que brillantez: esta corresponde a cuerpos menores y a colores claros, y expresa más que lustre: éste pertenece a objetos nuevos y a colores recientes.
La llama resplandece, el diamante brilla, y la tela nueva tiene su lustre: hablando del diamante, le llamamos brillante cuando por estar labrado a facetas despide mayor brillo.
Resplandecen más los colores vivos que los pálidos o apagados: los colores claros brillan más que los oscuros o pardos: los colores acabados de dar son más lustrosos que los ya usados y gastados. Parece, pues, que resplandor corresponde al fuego, brillantez a la luz, y el lustre a las cosas tersas o bruñidas.
Estas palabras tienen bastantes significaciones en sentido figurado, pues decimos que brilla al que sobresale en cualquier género de mérito y en especial en talento; afirmamos que brilló mucho la fiesta, que en la función todo se hizo con brillantez, que un sujeto brilla, en cualquier parte donde se halle, sobre los que con él concurren.
Resplandecen los hombres con su mérito, su opinión o su gloria: resplandece su hermosura, la gracia, el donaire, la riqueza, el lujo, la destreza, la habilidad.
Con el talento, con la maña, con el arte, con la pública opinión, se da lustre a una persona, a una cosa, a una acción. Da lustre a una familia, a un pueblo, a una nación el sobresaliente mérito de una persona en las armas, en las letras, en la ciencia del gobierno.
2 Referencias[editar]
Calandrelli, M., Diccionario filológico-comparado de la lengua castellana, Buenos Aires, 1880-1916, 12 vol.