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1 calamidad, desgracia, desdicha, infortunio, azote, plaga

La infelicidad o desgracia denota un suceso desagradable, dañoso y perjudicial. Si esta desgracia es grande y se extiende a infinito número de personas y a países dilatados se llama calamidad, que es propiamente un infortunio público y general, tal como la guerra, la peste, las malas cosechas, las erupciones de los volcanes o los terremotos.

El infortunio viene a ser una cadena de desgracias que no provienen del hombre, pues que no ha dado motivo a ellas por su conducta o falta de prudencia; no por esto, sino por su mala suerte se cae en el infortunio.

Comparando las dos voces desgracia y desdicha, diremos que la primera viene a denotar el mal en sí, y la segunda además su efecto; el hombre llega a ser desdichado a fuerza de sufrir desgracias. Estas pueden ser graves o leves, duraderas, o como es lo común, pasajeras; las desdichas son graves, fuertes, duraderas, a veces permanentes.

Lo que llamamos regularmente azote no es mas que la calamidad, con la diferencia de que las calamidades son las desgracias consideradas en sí mismas, y el azote considerado como efecto de la providencia o del castigo del cielo.

La plaga es muy semejante a la calamidad, como esta consiste en un grave daño que atormenta a un país o nación entera, como sucedió en Egipto; pero como la palabra plaga contieno en sí la idea además de copia o abundnncia de cosas nocivas, se diferencia en esto de la calamidad, y así diremos: plaga de animales, de insectos, como langostas que devastan y asuelan todo un pais, y en este sentido es en el que mas comúnmente se entiende, dando ademas la idea de cosa sucia, asquerosa, corrompida. La plaga será pues la causa y la calamidad el efecto.

2 Referencias

Calandrelli, M., Diccionario filológico-comparado de la lengua castellana, Buenos Aires, 1880-1916, 12 vol.