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Con la preposición para se expresa unas veces la persona o cosa a que se sigue un daño o una utilidad:

Trajiste un vestido para

Otras veces va detrás de los verbos de movimiento, con el sentido de ‘hacia’:

Salio para Vitoria

Significa también el fin o la causa final de la frase:

Lo derribó para vencerlo.
Lo avisó para que acudiese.
Le diste dinero para pescado o para comprar pescado.

Los efectos sobre el destinatario no tienen por qué ser positivos, es decir, puede ser tanto ‘para aumentar’ como ‘para paliar’. Son legítimas las siguientes oraciones:

Tomo un jarabe para la tos
Las medidas para la sequía no son suficientes
Estaba construyendo una bomba para el guitarrista del grupo [~ para atentar contra él]

En muchas ocasiones denota el uso de las cosas, su aptitud, capacidad o suficiencia:

Es bueno para comer
Tuve bastante para la compra
Es para poco

También expresa la proximidad de hacer algo, como:

Estaba para ponerme en camino [~a punto de ponerme en camino]

En otros casos indica el tiempo en que ha de suceder alguna cosa:

Lo reservo para la semana entrante
Me pagará para Navidad
Vendrá para la feria

Fuera de estos usos, que tienen cierta relación entre sí, pues se reducen a expresar el objeto al que se dirige que el discurso, se emplea en los siguientes:

1) Denota la proporción entre las cosas, y equivale unas veces a según, respecto de lo que o tanto como; otras, a no obstante, y otras, a teniendo en cuenta etc.:

No pagasteis el caballo para lo que valía
Para ser nuevo en las tablas, no lo hace del todo mal
Era alta para su edad

En estas frases contraponemos el precio pagado con el valor del caballo, la circunstancia de ser nuevo el actor con el hecho de que no lo hace mal, o una altura mayor de lo que cabe esperar en una edad determinada.

2) Significa acción interna, así como la convicción que uno tiene de la certeza de algo:

Leyó la carta para
Tengo para mí tengo que no vendrá al campo

3) Sustituye en ciertas locuciones a la preposición de, como en «Es para temer».

4) En las preguntas suele equivaler a por:

¿Para qué me llama usted? [~ por qué]

Aunque esta frase equivale a «¿para qué fin, para qué objeto me llama usted?», según a la idea general de esta preposición. Aun fuera de pregunta se dice:

No hay para qué temer

Antiguamente se usaba para algunas frases de juramento, como para mis barbas, para mi santiguada.